EL MIEDO COMO ALIADO DE NUESTROS NIÑOS

Muchas veces las dificultades por las cuales atraviesan nuestros niños, son referentes a los temores que pueden sentir hacia diferentes cosas o situaciones.

Este temor genera en diversas ocasiones que limiten su actividad, que presenten síntomas como dificultades para dormir, dolores físicos, eneuresis secundaria nocturna, entre otras dificultades.

Este miedo, al ser percibido como algo que hay que vencer, sumado a la exigencia de las figuras cercanas de palabras como “no tengas miedo” “se valiente”, “ es una tontería”, se va incrementado y aparece la sensación de verse imposibilitado de actuar según lo exigido por el entorno, generando un malestar mayor y limitando su desarrollo personal y social.

En la experiencia terapéutica vemos como los niños se van exigiendo afrontar de manera automática y exitosa las diferentes situaciones que puedan provocarles temor interpretando que si esto no ocurre van a ser sancionados por el exterior y descalificados en su desempeño.

Por ello es importante comprender que el miedo puede convertirse en un valioso aliado de aprendizaje en el descubrimiento de nuestras potencialidades y limitaciones y de aquello que necesitamos incorporar del entorno.

Si entendemos al miedo como una señal de alerta que nos avisa que la amenaza que se nos presenta es mayor a nuestros recursos para poder enfrentarla, estaremos en la capacidad de identificar aquellos recursos que aún no poseemos (necesarios para nuestro desarrollo personal) y que son necesarios incorporarlos a nuestra experiencia de aprendizaje.

Así por ejemplo: Si estamos frente a un perro que nos quiere atacar buscaremos escapar de esta situación por que la señal de miedo me avisa que esta amenaza es mayor a los recursos que poseo para enfrentarla y si sé que en el futuro volveré a enfrentar al perro por que vive en la esquina de nuestra casa entonces sé que tengo que identificar que recursos, estrategias o medidas necesito emplear para enfrentarlo y con este conocimiento me prepararé para ello.

Así, el no poder enfrentar al perro al inicio no me descalifica ni me hace débil, ni cobarde, sólo interpreto que aún no tengo los recursos para enfrentarlo y que es importante incorporarlos ya que en el futuro los voy a necesitar, enriqueciendo de esta manera mi experiencia personal.

De la misma forma, ocurre con las diversas situaciones de temor que atraviesan nuestros niños, es importante que ellos descubran que recursos individuales necesitan potenciar y que requieren incorporar del entorno para enfrentar sus miedos.

Podemos a través del juego, de la pintura, de los cuentos, crear personajes en diferentes situaciones de temor e ir construyendo con ellos, las diferentes formas de afrontar el miedo sin sanción, otorgándoles la maravillosa experiencia de ser ellos mismos quienes van descubriendo que necesitan.

Así un niño en consulta me dice “ Tengo miedo cuando estoy frente al examen, se me olvidan las cosas...”, a lo largo de la sesión descubrimos juntos qué necesitaba o requería para “no olvidar”, entre dichas necesidades estaban algunos mensajes de tranquilidad que necesitaba oír, para lo cual construimos un personaje, el cual fue plasmado en dibujos, éste le decía dichos mensajes a manera de diálogos y de esta forma el mismo niño fue dándose auto asistencia, ya que dichos mensajes provenían de él y del potencial que tenía para hacerlo.

Además, descubrimos que él creía se olvidaba por que era “tonto”, e incapaz de rendir exitosamente sus exámenes y consideraba que sus padres querían un hijo más estudioso.
Por ello es muy importante tener en cuenta como padres, que tipo de mensajes estamos enviando a nuestros hijos, cual es nuestra forma y estilo de comunicación así como que tipo de exigencias y expectativas imponemos, las cuales en muchas ocasiones generan que dichos temores se vean incrementados limitando el potencial y estabilidad emocional de nuestros niños.