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            Volver |  LIC. NORBERTO LEVY

 
LOS LOBOS EN EL CORAZÓN HUMANO

Existe un antiguo y conocido relato, que se titula: Sabiduría indígena. Dice así: Un viejo cacique de una tribu estaba teniendo una charla con sus nietos acerca de la vida.

Él les dijo: "¡Una gran pelea está ocurriendo dentro de mí!... ¡es entre dos lobos! Uno de los lobos es maldad, temor, ira, envidia, dolor, avaricia, arrogancia, culpa, resentimiento, inferioridad, mentiras, orgullo, egolatría, competencia, superioridad”. "El otro es bondad, alegría, paz, amor, esperanza, serenidad, humildad, dulzura, generosidad, benevolencia, amistad, empatía, verdad, compasión y fe”. Esta misma pelea está ocurriendo dentro de ustedes y dentro de todos los seres de la tierra.

Lo pensaron por un minuto y uno de los niños le preguntó a su abuelo: "¿Y cuál de los lobos crees que ganará?".

El viejo cacique respondió, simplemente... "El que alimentes." Puede resultarle útil para aprovechar mejor las reflexiones que presentaré a continuación observar qué siente ante este relato y qué reacciones le inspira.. .

ACECA DEL RELATO
Este cuento es un muy buen ejemplo que muestra la actitud que surge cuando uno cree que el problema existencial humano es la batalla entre dos fuerzas opuestas y antagónicas entre sí: el bien y el mal, y que la solución es procurar el triunfo de una sobre otra.

El nombre que reciben estas fuerzas antagónicas en el universo emocional es el de emociones “positivas” y “negativas”. En efecto, este relato organiza la percepción de la realidad psíquica en términos de una guerra, se inclina por un antagonista y eso implica el desmerecimiento del otro. El destino previsto por esta metáfora es que un lobo quede fuerte y el otro debilitado y por lo tanto pueda ser vencido más fácilmente. Es decir el modo de encarar el problema es a través de una pelea y la solución es el triunfo de uno sobre otro.

Si como dice el texto el logro depende de quien sea el alimentado y alimento al lobo del amor, la alegría, la bondad, etc. se desprende que el destino del otro, el de la envidia, el resentimiento, el orgullo, etc. es ser hambreado hasta que se debilite y muera de inanición.

Esta actitud va desembocando en que cada vez escuche menos a ese lobo, en que no le preste atención, incluso lo desprecie y me sienta además un satisfecho despreciador que estoy actuando en nombre del amor....

Y cuando uno se plantea alimentar a uno y hambrear al otro lo que está haciendo en realidad es eternizar esa lucha porque el otro no desaparece al ser hambreado. Por el contrario, se crispa y se fortalece en su faceta más destructiva.

Por esta razón es importante reflexionar sobre esta actitud generalizada que se monta sobre una creencia dualista, también generalizada, de dos lobos, dos fuerzas esencialmente opuestas e irreductibles, en batalla permanente dentro del corazón humano.

El triunfo de un lobo sobre el otro en esta batalla es lo que se presenta como la solución. Y, paradójicamente, es esta creencia la que genera el problema.

OTRAS COSMOVISION
Es cierto que el lobo que encarna el amor necesita ser alimentado, cuidado y ayudado a crecer y es igualmente cierto también que el otro lobo necesita el mismo cuidado y atención.

No existe tal cosa como un ciudadano de primera y otro que es un puro enemigo del bien. Los dos lobos son ciudadanos de igual rango que expresan estados y momentos distintos de la misma unidad.

Es necesario cambiar la metáfora de dos lobos en lucha por otra que refleje mejor la esencia del funcionamiento psicológico. Entiendo que se aproxima más a ello el símil de la salud y la enfermedad. Imaginemos que pensara que a la salud la voy a cuidar para que se mantenga y a la enfermedad la voy a desechar y no voy a escucharla porque es enemiga de la salud. Obviamente la enfermedad no va a cesar por ese camino. Cesa cuando se le brinda el cuidado especifico que como tal requiere.

Y con respecto a las emociones habitualmente llamadas “negativas”, sucede otro tanto. Se transforman cuando se las trata también como a una forma de enfermedad que requieren la atención específica para que logren recuperar la conexión con su energía amorosa original. Tal como lo presento en detalle en mi último libro: “Aprendices del amor”, las preguntas que necesitamos formularnos ante estos estados son: ¿Qué mensaje trae ese “lobo” de los celos, el resentimiento, la avaricia, el orgullo, la competencia, etc.? ¿Qué es lo que cada emoción está intentando resolver a través de esa manera distorsionada? y ¿qué es lo que necesitaría aprender para poder resolverlo eficazmente y sin dañar?. Pensemos por ejemplo en la envidia. No es que ella intente destruir el logro del otro por la esencia destructiva de “lobo malo” que la anima. Lo que en realidad intenta la envidia es suprimir un contraste insoportablemente doloroso entre lo que percibo del otro y mis propias carencias y deseos insatisfechos que imagino que nunca voy a poder realizar.

Cuando me centro en cuáles son esos deseos y cómo instrumentarme para realizarlos, la vivencia original de dolor y envidia se transforma en pasión constructiva.

Esto que describo muy someramente para la envidia vale para el resto de las emociones y estados llamados “negativos” atribuidos al lobo “malo”: el resentimiento, la arrogancia, la egolatría, la ira, la confusión, etc. Del relato original se desprende que la manera de autoayudarme es desoyendo las voces de todo aquello que me desagrada de mí y centrándome en lo que siento valioso en mí mismo. Lo que estamos afirmando es que esas voces aparentemente negativas necesitan ser escuchadas con respeto, y en esa atmósfera interior ellas mismas descubren cuál es el trato interno que necesitan recibir para transformarse, porque eso es lo que en el fondo ellas también desean. Esta afirmación puede parecer una mera expresión de deseos, ilusoria e irreal, pero sin embargo es lo que he encontrado en mi experiencia clínica durante los últimos treinta años. Ninguno de estos estados “negativos” se siente satisfecho siendo así. Es cierto que si ha sido desatendido o descalificado, entonces, como reacción, se crispa y dice sentirse bien siendo, por ejemplo, altivo y orgulloso. Pero también es cierto que en la medida en que ese aspecto altivo va encontrando un entorno respetuoso va pudiendo ingresar en niveles más profundos de sí mismo en donde está claramente presente su deseo de transformarse. No sólo descubre eso sino también cuál es el trato interior específico que necesita recibir para poder hacerlo.

Cuando aprendo a brindarle a mí parte rechazada el trato que ella ha descubierto que necesita es cuando accedo genuinamente a la experiencia de la autoasistencia psicológica, que transforma sin dañar.

UN NUEVO DIALOGO
En la medida en que se reconoce esta dimensión más honda de la naturaleza humana surge entonces un nuevo diálogo entre el anciano cacique y sus nietos, acerca de la vida.

El les dirá: ¡Una gran confusión está ocurriendo dentro de mí!...... ¡es entre dos lobos! Uno de los lobos es maldad, temor, ira, envidia, avaricia, arrogancia, resentimiento, orgullo, egolatría, superioridad. El otro es bondad, alegría, paz, amistad, amor, esperanza, serenidad, verdad, compasión y fe. ¡Son tan distintos que ellos se sienten ajenos entre sí y están lanzados al combate...! Esa misma confusión está ocurriendo dentro de ustedes y dentro de todos los seres del planeta.... Lo pensaron por un minuto y uno de los niños le preguntó a su abuelo: ¿Y cómo termina esa confusión y esa batalla? Recordándoles que la pelea no es la solución porque, aunque parecen muy distintos, ellos son como los dos costados del mismo cuerpo y comparten la misma esencia. Y esa esencia es el amor .

BIBLIOGRAFIA DEL AUTOR
El asistente interior. Editorial Del Nuevo Extremo. Argentina. Y editorial RBA – Integral. España. La sabiduría de las emociones. Editorial Sudamericana. Argentina. Y editorial Grijalbo. España. Aprendices del amor. Editorial Grijalbo. Argentina. Y con el título Aprendices de las emociones editorial Grijalbo, España.



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